domingo, 6 de junio de 2010

Amar

Mucho se ha dicho sobre el amor sólo para concluir que nadie sabe a ciencia cierta lo que es. Dicen que aquel que lo define es mediocre, incapaz de sentirlo. Yo creo que el problema radica en que nadie tiene palabras suficientes y precisas para describir algo tan terriblemente complicado y enrevesado. Yo misma dudo mucho poder definir algún día el errático y viciado concepto que ha cautivado a todos desde que el mundo es mundo, pero me he puesto a pensar muchas veces en amar, sí, el verbo y no el mal entendido adjetivo.

Amar es entregarse, ser egoísta y dejarse caer al vacío desde un risco pese a saber que no tenemos alas y que el viaje siempre termina en un impacto. Amar es dejar de entender el mundo a la vez que nos sumergimos en la vorágine de nosotros mismos. Amar es odiar, sí, odiar con todo nuestro ser el no ser tan independientes como creíamos, ni tan inteligentes ni tan avispados, pero aprender a seguir adelante. Es arrebatar al mundo lo que es vital para nosotros, atesorarlo en un rincón de nuestro pecho y usarlo como medida emergente en las noches sin luna. Amar es perder el precepto de que sin excesos es mejor y embriagarse en el otro, reconocerse en ojos ajenos...

Amar es perderte y encontrarte al mismo tiempo. Así de contradictorio y de mezquino.