domingo, 28 de marzo de 2010

Atrevimiento

Y se atrevió entonces a mirar al sol. No tenía nada que perder pues él ya se había marchado y no volvería. No había nada más.

Subió poco a poco los escalones mientras prendía un pitillo y le daba una cansina calada.
¿Cómo se sentía? Ni ella misma lo sabía con exactitud; había dolor mezclado con alivio, desasosiego y gratitud. Todo lo que le quemaba las entrañas para bien o para mal escapaba igual que ese humo ennegrecido, haciéndola parecer ecuánime incluso mientras saboréaba el amargo desazón de ese último beso.

Su inestable universo interior se desquebrajaba y ahumaba, tiznándose de confusa oscuridad. Odiaba el amor porque, invariablemente, la hacía terminar en un paupérrimo estado. Aislada de su propio mundo y sabiéndose sola. Vulnerable.

Quería no recordarlo, olvidar que toda aquella desilusión había ocurrido, que
él había ocurrido, pero no pudo. Y logró sentir aquellas manos recorriéndola con castidad al tiempo que la maltrecha frase tabú de me importas se dibujaba en sus labios, acompañado del ácido sonido del adiós.

Y se atrevió entonces a mirar al sol, con los ojos derramando las perlas de un
Te quiero que jamás se pronunció.

lunes, 22 de marzo de 2010

¿Por qué orgasmos?

El título de este espacio podría resultar controversial para los más conservadores. Quizás, pueda también generar morbo entre los más adoctrinados en las prácticas sexuales alternativas. Depende total y completamente del lector; yo soy sólo una autora atormentada por sus propios pensamientos y que busca generar en ustedes orgasmos y antiorgasmos. Tal vez lo logre o tal vez no... Pero qué más da. Siempre pueden cerrar la página con el curioso botón rojo del borde superior.

La idea de que este espacio ostentara el nombre de una de las sensaciones más esperadas y placenteras para el hombre va, precisamente, porque la literatura también es capaz de generar el morbo y el orgasmo. Quizás mejor incluso que el repetitivo movimiento efectuado, por la complejidad con la que las palabras poco a poco se van hilando en nuestras consciencias, llevándonos a reflejar sensaciones que parecían innombrables. Porque los orgasmos se leen y se sienten con plumas que eyacularon en papel, con abyectas ideas esparcidas sobre las blanquecinas notas de un espacio en la web.

No con esto, y que quede claro desde el principio, quiero que este espacio sea erótico. Nada más alejado de mi concepción. Quiero presentar aquí mis pensamientos eyaculados durante los orgásmicos momentos en que me dedico a escribir. Quizás algunas sean historias originales nacidas en momentos de ocio y algunos otros comentarios sobre lo que tengo escrito en la red en el campo del Fanfiction. Tal vez uno que otro drabble ocasional diseñado específicamente para este espacio... Ni yo tengo manera de conocer esa información, que se me antoja tan imprecisa como perniciosa. Porque, al igual que el momento del clímax, todo se presenta difuso y desdibujado de su propia realidad.

Sin más, los invito a tener orgasmos, aquí y en todos los aspectos de su vida. Orgasmeen, hagan orgasmear y orgasmicemos el mundo. Leamos y escribamos orgasmos, que la vida no es más que una sesión de sexo donde tenemos que disfrutar de cada segundo.