martes, 5 de abril de 2011

Basta

¿Sabes qué? Llega un momento en la vida de toda mujer en que debe decir basta. Hay que poner el alto a las actitudes irreverentes y extrañas, casi primitivas, de los hombres para no caer en la espiral viciosa de una relación que ya sabe que no va a funcionar. Porque...¿sí sabes que tu relación no iba a funcionar, no? Era más que obvio: Él no hacía más que darte ilusiones y bajarte las estrellas con tres palabras lisonjeras, antes de darte una puñalada por la espalda cuando tenías la guardia baja. No digo que no haya sido "accidental", pero fue más accidente y necedad tuya que cualquier otro evento fortuito.

¿Que por qué digo esto? Porque es la verdad. Sólo ponte a hacer un recuento de los daños que ha ocasionado en tu frágil ser. No te pido que te expliques en este espacio, porque sería ir de nuevo recorriendo el círculo vicioso en que has vivido desde hace un año...¿o quizás más? Tal vez toda tu vida. Y eso nos tomaría tiempo y sería una pérdida total de energía. Pero considéralo, ¿cuántas veces él te dijo que te amaba, que eras única? Y resultó que eras la única a la que querría ese mes, esa semana o a la úncia a la que amaba en esa latitud. Porque tenía más, porque él se hartaba a la primera de cambio...porque a todas las mujeres que le has conocido (antes y después de ti) han terminado en el bote de basura de sus pensamientos. Una tras otra, enlistada en una pared y colocada por orden alfabético.

Si tú lo viste, ¿qué fue lo que te hizo creer que contigo sería diferente? ¿El hecho de que, entre amante y amante, te recordaba como el amor de su vida? ¡Qué ilusa, patética y mediocre! Por esas frases le vendiste tu ilusión y le envolviste un corazón para regalo. Aunque, en honor a la verdad, tampoco puedes decir que él no te ha querido... Para él eres la inalcanzable, la princesa, la diosa a la que no puede aspirar porque sus pecados lo reducen a ceniza. Eres la ilusión, la meta final, pero no el camino. Lo único que no eres es la humana, la mujer que siente y está hecha más que de ilusiones y buenos deseos. Te ha despojado de toda tu imperfección, te ha eliminado por completo.

En cambio, lo que te reviste ahora es el negro tul de la desilusión, del desencanto que sólo se expresa con un suspiro desinteresado de cuando en cuando. Tú ya no piensas en la tragedia, en el mañana, en el por siempre; sólo le das vueltas a lo efímero que parece todo, a que el nombre de la que hoy usurpa el trono que siempre creíste tuyo formará parte de una lista llena de letras sin relación. Un catálogo para la reivindicación de un ego ajeno. Un objeto semi-reflejante que hace las veces de espejo y de escudo, que se desecha tan pronto deja de dar placer.

No lo juzgues mal, que él no es quien tiene la culpa de tus errores, de tu insípida buena fe. Tú eres la única culpable, la única que permitió ser golpeada por la misma espada hasta que aprendió a endurecerse. Y ahora, despojada de todo, ya ni siquiera te interesa si algún día la reina original regresará al trono. Eso es lo de menos... Lo único que deseas es volver a sentirte mujer, a encontrar a la persona que te vea al natural y se atreva a comprender un poco de ti. Tú ya no quieres más dramas, sino un poco de trama. Lo que quieres es decir un pastoso, seco y ronco "basta".

1 comentarios:

Joyce dijo...

Muchas veces uno cree o ve lo que quiere, y no la realidad, porque a veces ésta es dura y no nos gusta.

Me gusta cómo escribes.

Saludos

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