lunes, 6 de junio de 2011

Quererte

Quererte es el error que más me gusta cometer.

Me he enamorado perdidamente de la idea de ti, que busca refugio en un cuerpo que parece tuyo pero que jamás llega serlo. He entregado mi corazón a un fantasma que juega a ser persona sin materia, que se limita a acompasar los latidos de mi corazón con ilusiones burdas de un cuento feliz. Y no me importa, es más, me enorgullezco de ello.

He manchado tu recuerdo con ensalzadas virtudes que amenazan con sofocar tus encantadores defectos. Por eso las borro y procuro que no quede rastro de esas cosas maravillosas que me enervan y me maravillan, de otro modo corro el riesgo de quererte como pensamiento y no como el ser humano que eres. Prefiero pensar en tus fallos, que me parecen más adorables y dignos de mención, en tus manías y en los vicios que no necesariamente compartimos, pero que nos complementan en una forma incomprensible y hasta incongruente para ojos ajenos a los míos.

Te quiero porque sé que, incluso en mi cabeza, seríamos la peor pareja posibletú tan tú y yo tan yo, pero encontraríamos el justo medio y podríamos llegar a funcionar. Te quiero, también, porque eres la idea de una persona real, porque eres quien le da fuerza a mis pasiones más secretas. Sin embargo, te odio porque no eres el original, con quien quiero compartir los momentos importantes de la vida y crear juntos el puente para un destino de dos.

Te quiero y te detesto por ser el intento fallido de una equivocación, que me convence al mismo tiempo que lo es y que no lo es; por ser un error equivocado que pretende ser un acierto encubierto. Por confundirme. Por tus defectos que me embrujan y que me hacen pensarte cada día más, pero sin llegar a ser el ídolo inexistente al que le rindo un culto ciego.

Te quiero y no te quiero como un ejercicio diario. Quiero no quererte, pero por ningún motivo deseo dejar de hacerlo. Por primera vez no siento que sin ti dejaría de ser yo, no me haces falta. No eres una necesidad, ni un vicio ni una obsesión, sino esa adorable y defectible ilusión que se transforma constantemente en ti mismo y que al mismo tiempo se mantiene eternamente siendo tú.

Y tú, tú nunca serías un error para mí.


0 comentarios:

Publicar un comentario