Publicado por primera vez el 30 de enero de 2010 en Pensamientos en Blanco y Negro
Doce uvas.
Doce ilusiones que son masticadas antes siquiera de ver la luz de su efímera existencia.
Doce promesas que sabemos que no vamos a cumplir.
Doce campanadas que no anuncian el tiempo que llega, sino el que se ha ido para no volver.
Doce, siempre doce. Un número patológicamente maldito.
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